¿Qué es la obesidad?

Parte 1

Si quisiéramos referirnos detalladamente a la definición misma de obesidad necesitaríamos mucho tiempo de disertación y varios especialistas aportando al tema.

Muchos se arrogan la definición de esta problemática y, no solo el crédito de tener la verdad acerca de lo que se trata, sino diciendo tener la rápida solución a la misma. Se ofrecen toda clase de productos y tratamientos que aseguran ser fáciles y cortos. Se pinta a una persona que por gorda esta amargada y por flaca estará feliz, y se omite estratégicamente que los logros, en caso de obtenidos, pueden perderse fácilmente.

En el medio de esta disputa la gente que padece de obesidad resulta víctima del tironeo de un medio que, consciente de la envergadura del problema, no duda en usufructuar la desesperación de las victimas del mismo, ofreciendo todo tipo de panaceas y milagros.

Yo hace 25 años que ejerzo la psicoterapia; doce años que atiendo obesos gordos y obesos flacos, y mucho más que saber que es la obesidad, he podido saber que no es.

He aquí, algunos de los que considero mis conocimientos adquiridos:

La obesidad no es solamente un tema médico.

En todo caso las consecuencias físicas de la obesidad son un tema médico. Algunas personas que manifiestan características físicas que predisponen a la obesidad (genéticas manifiestas, endocrinológicas etc.) son un tema médico.

La obesidad no es solamente un tema nutricional.

La nutrición juega un rol importante en la obesidad. Que las alteraciones en el aspecto nutricional intervienen en la obesidad es obvio.

Estos años de ejercicio de la profesión dedicados a la atención de la obesidad, me han dado información que me permite entender varias cosas que quiero compartir profundamente con todos Uds.

Primero, cabe destacar que el concepto de obeso describe a una persona que porta un exceso de peso determinada por la relación entre su peso y su estatura. De acuerdo a la ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD “La obesidad y el sobrepeso se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Una forma simple de medir la obesidad es el índice de masa corporal (IMC), esto es el peso de una persona en kilogramos dividido por el cuadrado de la talla en metros. Una persona con un IMC igual o superior a 30 es considerada obesa y con un IMC igual o superior a 25 es considerada con sobrepeso. El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para numerosas enfermedades crónicas, entre las que se incluyen la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.

Segundo, el termino obeso es un término bastardeado hasta límites increíbles por todos aquellos que suponen que se puede nombrar lo desconocido solo por repetido.

A fin de ser muy respetuosa con una problemática que hoy, en su carácter de pandemia, supone un flagelo imprescindible de controlar, limitaré su utilización. Resaltaré los aspectos relativos a la ingesta de comida inadecuada y en exceso, entendiendo a la conducta ejercida por las personas en relación a la alimentación como la generadora de este problema y por ende, respetando, esta limitada, pero fundamental y nuclear incumbencia, me referiré al obeso como a la “persona obesa”, y a su contribución a la problemática que padece como un trastorno de la conducta ligado a la falta de elección adecuada de los alimentos y, a la transgresión de los límites en la ingesta de la misma. Desde esta perspectiva limitada en su incumbencia pero, determinante en su participación al problema, pasaré a describir los factores intervinientes en esta problemática y su consecuente tratamiento.

Parte 2 — Conociendo el cerebro: la relación entre la mente y la obesidad

Si quisiéramos referirnos detalladamente a la definición misma de obesidad necesitaríamos mucho tiempo de disertación y varios especialistas aportando al tema.

Muchos se arrogan la definición de esta problemática y, no solo el crédito de tener la verdad acerca de lo que se trata, sino diciendo tener la rápida solución a la misma. Se ofrecen toda clase de productos y tratamientos que aseguran ser fáciles y cortos. Se pinta a una persona que por gorda esta amargada y por flaca estará feliz, y se omite estratégicamente que los logros, en caso de obtenidos, pueden perderse fácilmente.

En el medio de esta disputa la gente que padece de obesidad resulta víctima del tironeo de un medio que, consciente de la envergadura del problema, no duda en usufructuar la desesperación de las victimas del mismo, ofreciendo todo tipo de panaceas y milagros.

Yo hace 25 años que ejerzo la psicoterapia; doce años que atiendo obesos gordos y obesos flacos, y mucho más que saber que es la obesidad, he podido saber que no es.

He aquí, algunos de los que considero mis conocimientos adquiridos:

La obesidad no es solamente un tema médico.

En todo caso las consecuencias físicas de la obesidad son un tema médico. Algunas personas que manifiestan características físicas que predisponen a la obesidad (genéticas manifiestas, endocrinológicas etc.) son un tema médico.

La obesidad no es solamente un tema nutricional.

La nutrición juega un rol importante en la obesidad. Que las alteraciones en el aspecto nutricional intervienen en la obesidad es obvio.

Estos años de ejercicio de la profesión dedicados a la atención de la obesidad, me han dado información que me permite entender varias cosas que quiero compartir profundamente con todos Uds.

Primero, cabe destacar que el concepto de obeso describe a una persona que porta un exceso de peso determinada por la relación entre su peso y su estatura. De acuerdo a la ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD “La obesidad y el sobrepeso se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Una forma simple de medir la obesidad es el índice de masa corporal (IMC), esto es el peso de una persona en kilogramos dividido por el cuadrado de la talla en metros. Una persona con un IMC igual o superior a 30 es considerada obesa y con un IMC igual o superior a 25 es considerada con sobrepeso. El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para numerosas enfermedades crónicas, entre las que se incluyen la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.

Segundo, el termino obeso es un término bastardeado hasta límites increíbles por todos aquellos que suponen que se puede nombrar lo desconocido solo por repetido.

A fin de ser muy respetuosa con una problemática que hoy, en su carácter de pandemia, supone un flagelo imprescindible de controlar, limitaré su utilización. Resaltaré los aspectos relativos a la ingesta de comida inadecuada y en exceso, entendiendo a la conducta ejercida por las personas en relación a la alimentación como la generadora de este problema y por ende, respetando, esta limitada, pero fundamental y nuclear incumbencia, me referiré al obeso como a la “persona obesa”, y a su contribución a la problemática que padece como un trastorno de la conducta ligado a la falta de elección adecuada de los alimentos y, a la transgresión de los límites en la ingesta de la misma. Desde esta perspectiva limitada en su incumbencia pero, determinante en su participación al problema, pasaré a describir los factores intervinientes en esta problemática y su consecuente tratamiento.

Parte 3 — ¿y ahora quién podrá ayudarnos?

Las posibilidades de que el mismo cerebro que está contaminado por la comida de más, sea el que envíe la orden de detenerse son, cuanto menos, escasas.

Como en todos los trastornos de la conducta, quien los padece carece de las posibilidades intrínsecas e individuales de modificarlas por sí solo. Sumando las características propias de la adicción, en tanto el consumo de sustancias, en este caso por la palatabilidad, y si, además, la ingesta de comida en exceso lleva instalada un tiempo tan prolongado como para que sea hábito y surja de los pensamientos automáticos, la situación se complica aún más. El intento constante y noble de las personas presas, de ponerle fin a esta problemática, tiene la fuerza de la buena intensión pero lamentablemente, en la mayoría de los casos, no alcanza la continuidad necesaria para reparar el daño generado a través del tiempo. Cuando los kilos de más son muchos y el tiempo de dieta debe ser prolongado, la fuerza se acaba y la persona cede ante su tentación.

Si los kilos de más no son muchos, pero se arrastran desde hace mucho tiempo, sucede lo mismo, pero con el agravante de estar relacionados con la frustración constante que provoca el par control-descontrol en el estado de ánimo de las personas. Este tipo de pacientes suelen ser los que padecen otros trastornos de alimentación paralelos, a la ya evidente obesidad. Evidentemente no se puede salir solo. De nada sirve las mejores recomendaciones, consejos, indicaciones u órdenes de los profesionales del tema. La intensión no facilita la acción y, los constantes fracasos a los que se ve expuesta la persona obesa en sus intentos por responder al sentido común, lo sumergen en un problema de autoestima que termina resolviendo con la negación del problema. Resignado por un lado y debilitado en su confianza en sí mismo por otro, continúa su vida gordo tratando de no sufrir por eso.

El estímulo debe venir de afuera. Pero ¿qué estímulo? El que posibilite parar. ¿De qué afuera? Del que tenga la suficiente influencia y capacidad persuasiva. Del que pueda detener los pensamientos automáticos de conservación del exceso. Las posibilidades de conservar por el tiempo necesario una conducta de reparación del daño generado, léase, el sostener una dieta adelgazante por el tiempo que lleve recuperar el cuerpo, dependerá de la fuerza de las intervenciones motivadoras del control. La persona obesa, ya convertida en paciente, tomará la fuerza de la disonancia que le provocará comer de más a partir de las argumentaciones nuevas construidas en la terapia, en estos casos la aconsejada es la terapia grupal. El comienzo de la dieta será instantáneo.

El efecto del primer entusiasmo generado en el contagio social con los compañeros que ya están en carrera, será fundamental en esta etapa. La posibilidad de generar esperanza que tiene el grupo bien coordinado y, los kilos que se van bajando, empezará a elevar la autoestima que será muy necesaria a la hora de soportar los tropiezos. Mientras el cuerpo se va acomodando, la cabeza también. La potencia durará lo que la persona pueda y, deberá diagramar sus reuniones a fin de atender las limitaciones de su resistencia.

Las instrucciones del profesional nutricionista, la Lic. Alejandra Raichuni serán así, honradas por un paciente potente y orgulloso de poder cumplirlas.

El encuentro de adelgazamiento como etapa reparadora y, el mantenimiento como etapa de consolidación y cambio a largo plazo, son un espacio contenedor y creativo que, necesita de la continuidad como único requisito para una vida nueva.

En síntesis: La obesidad se atiende provocando un cambio de creencias al respecto de la alimentación y el movimiento. La responsabilidad es compartida por profesionales y pacientes, a fin de no caer en el reduccionismo facilista a la hora prometer y creer en milagros. En definitiva, atender este problema con la seriedad y el tiempo que se merece.

 

Lic. Berta Spainiinfo@bertaspaini.com.ar