[blox_row columns=”1/3+2/3″][blox_column width=”1/3″][blox_text animation=”none”]

[/blox_text][/blox_column][blox_column width=”2/3″][blox_text animation=”none”]
Si crees que venís a adelgazar, cuando las cuestiones de tu vida te sobrepasan dejas tu tratamiento.
Quien se ocuparía de un tema tan trivial o superficial en los momentos en que las cosas importantes lo angustian, lo ocupan o lo demandan.
El engorde es entendido como el problema y el adelgazamiento como la solución. Pero también todo eso es entendido como secundario al momento de atender lo importante. Es entendido como estético o solamente como una adicción a la comida que mientras no te quite dedicación a tu vida, no merece atención privilegiada.
Cómo hacer para ayudarte a que te des cuenta?
Cómo hacer para que entiendas porque tenés que venir, si no estás?
Cómo hacerte entender que no es tan simple.
Vivir delgado es el cambio. Vivir delgado es lo que no podes.
Comer es tu recurso y engordar, el precio.
No venís a adelgazar, venís a cambiar el recurso.
El placer si te hace mal no es placer.
La compañía, el consuelo, la diversión o la caricia en la comida de más y cuando estás gordo, es lo que te pasa.
Cuanto más difícil es el momento, más comida hay que sobra.
El engorde es el ejemplo de un “no poder sin comida”. Es el ejemplo de una falta de fuerza, de una vida que se construye sobre un exceso que lastima el cuerpo y entristece el alma.
No venís a adelgazar, venís a poder!!!
A poder con la comida? No. Venís a poder con tu vida sin comida de más!!
Y eso, eso no será adelgazar, eso será VIVIR DELGADO.
[/blox_text][/blox_column][/blox_row]