Conociendo el cerebro: Relación entre la obesidad y el cerebro – ¿Qué es la obesidad? Parte 2

¿Qué es la obesidad? Parte 2:

CONOCIENDO EL CEREBRO: Relación entre la obesidad y el cerebro

 

La conducta reside en las órdenes que el pensamiento le envía a las habilidades motoras a fin de llevar a cabo una acción. Este proceso que se apoya en las construcciones mentales elaboradas a lo largo de la vida, puede llevar más o menos tiempo de acuerdo a cuan afianzadas estén en nuestro sistema de creencias. Las órdenes más afianzadas detonarán pensamientos automáticos y, las jóvenes o frágiles, se producirán luego de la resolución de la conflictiva que las provoca.

Elegir qué y cuánto comer es una conducta que no escapa a estas reglas. Por eso guarda las mismas relaciones que nos es imprescindible conocer y que explican en parte, la imposibilidad volitiva espontánea de controlarse. Por ende, y fiel a la relación entre el sistema cognitivo y la neurología, se hace imprescindible recurrir a los conocimientos del biólogo argentino Dr. Sergio Guala al respecto del rol del cerebro en las construcciones del pensamiento que intervienen en el comer mal y en exceso. Dice Guala: “El estudio de la obesidad como consecuencia de una adicción a la comida ha sido ampliamente desarrollado en los últimos años. Incluso está en discusión el incluir el aspecto mental de la obesidad como trastorno en la próxima edición del DSM-V, debido a las similitudes sintomatológicas/conductuales con los trastornos por abuso de sustancias.
La similitud parece originarse en que ambas condiciones son producto de la búsqueda de un estímulo que genere alta recompensa. La recompensa ocurre, en parte, por el incremento de la actividad dopaminérgica en ciertas regiones del lóbulo límbico.
Una de las regiones más estudiadas como sustrato neurobiológico implicado en la adicción es el Núcleo Accumbens (NAcc). La acción de la dopamina (DA) sobre el NAcc modularía la motivación en la búsqueda de un estímulo determinado (comida) aumentando la saliencia del mismo y disminuyendo la de otros estímulos. La acción de neuropéptidos opioides sobre el NAcc genera la sensación subjetiva de placer al comer, activando el circuito de dopamina que lleva a la búsqueda futura de aquello experimentado como placentero.
Si bien los mecanismos neurobiológicos reguladores del comer y la ingesta son más complejos que los de la adicción a las drogas (al intervenir factores periféricos y endócrinos además de los centrales) ambas parecen implicar la usurpación patológica de mecanismos de recompensa, motivación y memoria (“estiramiento” de NAcc por hiperplasticidad y Potenciación a largo plazo en Área Tegmental Ventral y sus proyecciones dopaminérgicas sobre el NAcc).
La comida activa las vías dopaminérgicas involucradas en la adicción mediante la palatabilidad (vía neurotransmisores opioides y cannabinoides) y el aumento de glucosa e insulina (vía dopamina de forma directa). La constante estimulación de estos circuitos produce cambios en la estructura y función neuronales, generando un “aprendizaje patológico” que tiende a perpetuar la conducta adictiva y la consecuente pérdida de control sobre el consumo. 
Desde aquí la situación centrada en los efectos de la ingesta inadecuada en el cerebro, deja de manifiesto la necesidad imperiosa de proceder a la reestructuración de la alimentación a partir de la modificación en los hábitos de la vida cotidiana.
La respuesta satisfactoria tendiente a complacer el circuito de adicción, es la responsable directa del llamado desesperado de más circuito adictivo. El cerebro está en contra de la regulación de la ingesta en la medida que ésta, siga siendo inadecuada. Con el cerebro en contra por contaminación de comida inadecuada y en exceso, la situación parece no tener salida siendo que éste sería el encargado de enviar la orden de controlar la ingesta!!

CONTINUA

Lic. Berta Spaini

Psicóloga UBA

 

Mat. Nac. 14.524

 

www.bertaspaini.com.ar

 

FB: Lic. Berta Spaini, Psicóloga Salud/Bienestar