Reducir la disonancia, una fuente de energía

“Reducir La Disonancia, Una Fuente De Energía”

Lic. Lourdes Tanghe

Disonancia Cognitiva: existe cuando una persona posee dos conocimientos o creencias contradictorios. La disonancia es una situación psicológicamente incómoda que genera tensión y motiva a la persona a reducirla a fin de recuperar su equilibro.

Negación: el individuo afronta un conflicto emocional o estresantes internos o externos, rehusándose a aceptar algunos aspectos dolorosos de la realidad o de la experiencia subjetiva que pueden ser evidentes para otros.

Los seres humanos necesitamos vivir de una forma que nos resulte coherente, necesitamos que lo que pensamos, sentimos y hacemos con nuestras vidas tenga sentido para nosotros y que nuestro mundo sea un lugar previsible y controlable en alguna medida. Sin coherencia experimentamos malestar, por eso tendemos a explicarnos y a significar las cosas que nos pasan de una forma que sea comprensible y aceptable según nuestra visión del mundo y de nuestra propia vida.

Todo el tiempo nos encontramos tomando decisiones en base a nuestra idea de lo que es mejor para nosotros. Si elegimos salir de vacaciones, por ejemplo, lo haremos en función de nuestra necesidad de descanso, buscaremos un destino que nos agrade y que el presupuesto de ese viaje no exceda nuestras posibilidades. Si alguna de estas condiciones no se cumple, intentaremos que las otras tomen relevancia de manera que nuestra elección se sostenga de todas maneras. Por ejemplo, si el viaje cuesta muy caro, nos aseguraremos de que el destino elegido valga mucho la pena y que el objetivo de descansar lejos de todo realmente se cumpla. Aún así, muchas veces esa comunión entre lo que hacemos y sentimos o pensamos es más difícil de conseguir. Muchas veces las elecciones que se nos plantean nos hacen entrar en conflicto, sobre todo cuando se ponen en juego creencias fundamentales o valores muy importantes para nosotros.

Cuando la sensación de coherencia se ve amenazada nos inquietamos, nos sentimos perdidos y a veces incluso angustiados. La interrupción de esa sensación de consistencia se conoce como disonancia. Aparecen ideas, sentimientos o valores que se contraponen y son imposibles de sostener simultáneamente. Entramos en disonancia, por ejemplo, cuando advertimos que comer en exceso tiene consecuencias negativas y no deseadas para nosotros: engorde, pérdida de la salud física y psíquica, disminución de la autoestima son sólo las principales. Esta pérdida de coherencia se agrava porque deseamos una cosa (comer todo lo que nos da la gana) pero no las consecuencias que genera. Los efectos del comer en exceso contradicen nuestros valores, pero no queremos dejar de comer de más, o al menos no es esa la primera solución que se nos plantea.

Como dijimos, la inconsistencia entre “lo que hago” y “lo que pienso” genera malestar y debe resolverse en algún momento, ya que las personas tenemos un límite para el displacer que podemos tolerar. Durante algún tiempo podremos disminuir la disonancia buscando argumentos que avalen nuestras acciones. Podemos decirnos cosas como: “no puedo hacer todo perfecto, algún defecto hay que tener”, “ya voy a resolver este problema cuando haya solucionado otras cosas más urgentes y tenga tiempo para dedicarme a mí”, “voy a concentrarme en las cosas positivas que tengo a mi alrededor, las cosas en las que me va realmente bien” Pero, la contradicción no desaparece y llega un momento en el que tenemos que tomar una decisión porque vivir en desacuerdo permanente con nosotros mismos genera un alto nivel de estrés y de angustia.

Para seguir comiendo en exceso cuando los efectos negativos se agravan, y no entrar en contradicción con nuestros valores, necesitaremos poner en marcha una serie de complicados mecanismos y argumentaciones que minimicen la relevancia de los efectos que no deseamos. Restamos importancia y valor a la estética, luego a la salud y por último a nosotros mismos. Transitamos el camino hacia la negación. Encontramos maneras de no estar en contacto con el malestar pero, el problema sigue existiendo y justamente por negarlo empeora.

La otra posibilidad de resolver el conflicto es reducir la disonancia en forma saludable. Para esto debemos hacer consistente nuestra conducta con nuestros principios y valores. Tenemos que desandar el camino: de la negación hacia la aceptación de las consecuencias indeseadas de comer de más. En este tránsito es posible que nos sintamos peor, porque tomamos conciencia del problema. Pero si seguimos adelante, comenzaremos a actuar de acuerdo con nuestros deseos genuinos: conservar la salud física y espiritual, lo que se refleja en un cuerpo adecuado. Dejaremos de comer en exceso y pondremos en práctica la medida.

La psicoterapia que se lleva a cabo en el tratamiento para adelgazar se apoya en la disonancia que experimentan las personas y la intensifica. Nadie puede recuperarse en la negación de lo que sucede, pero para que sea posible tomar contacto con el problema necesitaremos saber que hay una salida que está a nuestro alcance. La intervención terapéutica busca poner fin al malestar, asegurando que sea de una forma saludable y posible de sostener en el tiempo.

Cuando comemos lo justo, bajamos de peso y nos sentimos más plenos, la contradicción que nos aquejaba se reduce y la coherencia se recupera. Una gran cantidad de energía que se usaba para atenuar el malestar generado por la contradicción, queda libre y disponible para otros fines que nos resultan más atractivos. Nos sentimos aliviados porque hemos recuperado el bienestar, la coherencia y el equilibrio.

Bibliografía consultada

Festinger, Leon (1957) “Una teoría de la Disonancia Cognitiva”, New York, Poe Peterson
Kaplan, Harold y Sadock, Benjamin “Tratado de Psiquiatría” Volumen I – Sexta edición (1995) Editorial Inter- Médica