El valor de la comunicación en la salud

“Es imposible no comunicar” 
Paul Watzlawick

Todo comportamiento es una forma de comunicación, y no podemos dejar de comportarnos. Hasta nuestra forma de estar quietos genera sentidos ante quién nos observe. No existe algo contrario al comportamiento y entonces tampoco existe la “no comunicación”.

Como acabamos de aclarar, comunicar no implica solo el lenguaje verbal, de hecho la manera de vestir también nos presenta y dice sobre nosotros. Toda conducta y no sólo el habla, es comunicación. Estamos en constante comunicación.

Al tener esto en cuenta contamos con una invaluable herramienta para acercarnos a los otros, sean nuestro clientes, seres queridos, jefes, empleados, y la lista continua. La comunicación que suele ser un fenómeno espontáneo, también puede ser usada en forma estratégica, es decir dirigida a lograr un objetivo en particular.

No sólo nos interesa el efecto sobre el que nos observa y escucha, sino que también el efecto que la reacción del receptor tiene sobre nosotros, emisores. Así pasamos de una visión lineal a una forma circular en el estudio de la comunicación.  La  comunicación genera entonces una RETROALIMENTACION.  Este concepto viene de la ciencia informática y hace referencia a cuando en un sistema ingresa información, luego sale información y ésta vuelve a entrar al sistema como nueva información.  Esta información de retorno puede estar dirigida tanto a mantener el sistema en equilibrio como a producir cambios.

Llamamos  retroalimentación a la información que  vuelve al  sistema generando cambios.

Por otro lado encontramos la retroalimentación negativa, que mantiene el sistema estable y funcionando. Desempeña un papel importante en el logro y mantenimiento de la estabilidad de las relaciones.

En las próximas publicaciones de este sitio vamos a ver cómo nos interesa considerar estratégicamente ambos tipos de retroalimentación, y comprender como nuestras acciones de las que somos conscientes y de las que no generan respuestas de los que nos rodean.

Por todo esto es que decimos que el bienestar de las personas depende de sus relaciones con los demás, dado que comunicamos constantemente, influimos continuamente.

Por lo tanto del bienestar de cada uno, somos responsables todos.